Cuando viajar es más que un viaje

Good morning, how is everything?

Así amanecíamos cada día en Ealing, en nuestro meeting point. Siempre preguntando qué tal estaban y qué tal habían pasado la noche con sus familias. Estábamos siempre conectados, de forma presencial y también por medio de un grupo de whatsapp que se creó para la ocasión. Así que las profesoras encargadas del cuidado de los 37 jóvenes de Salesianas supervisaban y cuidaban de sus alumnos cada día, cada hora, cada minuto.

Este viaje a Londres, ha sido más que un viaje. Ha siso un aprendizaje. Han sabido que la comida en sus casas de Alicante no es la misma que en Londres. Esto les ha hecho abrir sus paladares y también apreciar lo que tienen aquí. Probar nuevos sabores ha sido todo un descubrimiento. Saber conformarse con lo que hay en la mesa y no optar a un plan B, es una forma de crecer.

También han sabido la importancia de la puntualidad pues todos dependíamos de la buena organización de los demás. Éramos un equipo y el esfuerzo de poner el despertador y gestionar el tiempo de arreglarse y desayunar implicaba que todos pudiéramos salir a tiempo. De nuevo, un aplauso a nuestros alumnos.

Desde luego, para nosotros que somos de Alicante y no hay metro, el saber orientarse por las múltiples opciones de vías en el underground fue una aventura. Todos espabilaron y aprendieron a interpretar las rutas del metro y todo salió genial. Nadie se perdió.

Londres es una de las grandes urbes mundiales, y como tal, alberga todo tipo de culturas. Hemos caminado y viajado al lado de gente de diferentes lugares. Eso significa haber estado expuesto a algo diferente, en definitiva, algo que nos hace crecer y ampliar horizontes. Hemos visto a gente totalmente heterogénea. Mujeres con velo, hombres con levita, trenzas, rastas… Gente, en definitiva que van a sus institutos y a sus trabajos y que proceden de mundos muy diferentes al nuestro. Sin embargo, todos íbamos en el mismo vagón de metro. Todos respirábamos del mismo aire subterráneo que encapsula momentos efímeros irrepetibles.

Los alumnos de Salesianas han demostrado cada día su buen humor, simpatía, educación y generosidad. Todos los días se oía a alumnos que prestaban algo a otros e incluso repartían generosamente su almuerzo.

En momentos de energía todos arrancaban a una y caminaban como un bello vuelo de estorninos por las aceras por donde también desfilaban los caballos de la Casa Real. Lo entrañable, es que también volaban juntos en momentos de fatiga. Qué bonita la luz de sus ojos bajo el London Eye iluminado tras una gran jornada de experiencias por la campiña inglesa. Aunque ellos aún no lo sepan, qué enriquecedor ha sido ver la Piedra Rosetta en The Bristish Museum. A veces no hay que descifrar todo un código de tres culturas… a veces simplemente se necesita ser paciente y  desencriptar los acertijos de la mirada de nuestro hermano.

Por eso, viajar es más que un viaje. Este viaje a Londres va a ser destilado a lo largo de sus vidas como tema de conversación. Un viaje que les ha marcado más de que lo que cinco días significan. Un viaje de madurez, de estar preparado para ser un gran adolescente de 16 años.

Hemos visto mucho y aún nos queda mucho por ver. La excusa perfecta para volver sería una frase retocada de la gran película de Casablanca: “Siempre nos quedará el Stonehenge”. Larga vida a los viajes. Larga vida a la sonrisa de nuestros jóvenes de Salesianas.

Con vosotros siempre hasta el infinito y más allá.

Ángela Conca Güemes